miércoles, 21 de junio de 2023

Con todos los respetos, y con el permiso de Mario de Andrade, me atrevo a usar de modelo una de sus grandes poesías (Mi alma tiene prisa), reconociéndome incapaz de expresar con palabras sentimientos como él sabe hacerlo. Y aunque tomo literalmente muchas de sus expresiones, incorporo otras de propia cosecha, pues tengo mi particular punto de vista, claro.


No tengo ninguna prisa, para nada. Si algo he aprendido hasta ahora, es que no hay prisa, y eso es algo por lo tengo que esforzarme en medio de este mundo en el que vivimos. Y no quiero cambiarlo, quiero -porque creo que es mi función- cambiar yo.

Mundo, tiempo, yo,… muchos conceptos de gran complejidad a desgranar y desarrollar en otra ocasión, si se me permite…

Pero hoy lo que sí tengo claro es que no voy a dedicar ningún tiempo a reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos. No voy a dedicar ningún tiempo a estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No voy a dedicar ningún tiempo a soportar a personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido. No voy a dedicar ningún tiempo a lidiar con mediocridades.
No quiero nada con manipuladores, ni oportunistas, ni envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos. Quiero la esencia, dejar atrás superficialidades.
No quiero debates en los que haya vencedores y vencidos. Quiero intercambiar con humildad ideas sabiendo que siempre pueden mejorarse con las ideas de otros.

Quiero aprender de personas que sepan reír -y aprender- de sus errores.

Que no se envanezca con sus triunfos. Que no se considere electa antes de la hora. Que no huya de sus responsabilidades.

Quiero personas que tengan dignidad y que sean sinceras y consecuentes. Que vivan la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los “dulces” que tengo… seguro de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Creo que hasta aquí he estado preparándome para algo que nunca se alcanza, pero que hay que seguir persiguiendo, en el camino que va hacia delante…

Si podemos decir que tenemos dos vidas, la segunda comienza cuando te das cuenta de que sólo tienes una… y yo no la quiero desperdiciar nunca más. Quiero seguir aprendiendo, siempre…